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Si la Divisa de la Obra es todo amor, ¡qué diremos de su Bandera, sino repetir con la Esposa de los Cantares! "El ha desplegado sobre mí el Estandarte de su amor".
Encima brilla la Divisa de la obra. ¡Viva Jesús! En el centro del Corazón de Jesús, atravesado con la lanza, coronado con doce estrellas que contienen las doce horas del Cuadrante: alrededor del Corazón se inscriben los nombres de los Socios. Un mundo de luz brota de la vista del Estandarte de la Guardia de Honor.
El Corazón de Jesús, colocado en el centro como sol radiante, anima y vivifica el mundo de las almas con su luz y su calor.
Las doce estrellas iluminadas con este divino Corazón, recuerdan los "doce" Apóstoles, estos doce fundamentos de la Jerusalén celestial adornada con "doce puertas, formadas de doce perlas preciosas" (Ap. 21, 21). También recuerdan los doce frutos del Árbol de vida y las doce horas que el Padre de familia concede a los obreros para trabajar en su viña.
Todo parte del centro y todo converge al mismo centro. La creación entera, salida de Jesucristo, vuelve a su Corazón como el término necesario de su vida. Mientras más se aproximan las circunferencias al foco, más participan de su influencia; mientras más se acercan las almas al divino Corazón, son más vivificadas, iluminadas y transformadas.
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A las doce horas del Cuadrante corresponden Abogados especiales, en unión de los cuales los Guardias hacen su Real servicio, a saber:
A las doce del día o de la noche, Nuestra Señora del Sagrado Corazón.
A la una, San José y los Santos.
A las dos, los justos de la tierra.
A las tres, los Serafines.
A las cuatro, los Querubines.
A las cinco, los Tronos.
A las seis, las Dominaciones.
A las siete, las Virtudes.
A las ocho, las Potestades.
A las nueve, los Principados.
A las diez, los Arcángeles.
A las once, los Ángeles.