Sus orígenes
Para encontrar el origen de la devoción a Nuestra Señora del Sagrado Corazón, es preciso remontarse al día 8 de Diciembre de 1854, día de la proclamación del dogma de la inmaculada Concepción. Ese día, venciendo todas las dificultades, por una serie de actos protectores de la Santísima Virgen, dos sacerdotes de la diócesis de Bourg, ponían los primeros fundamentos de la sociedad de los Misioneros del Sagrado Corazón, de Issoudun (Francia), quienes en su pensamiento, entendieron, que debían consagrarse exclusivamente a hacer conocer y amar a este divino Corazón. El 9 de Diciembre del año siguiente, ellos fueron reconocidos oficialmente por el cardenal del Pont, arzobispo de Bourg.
Después de este reconocimiento oficial, estos misioneros se dijeron: " ¡El Hijo no va sin la Madre! Entonces honraremos a María, en adelante, bajo la advocación de Nuestra Señora del Sagrado Corazón; esta será la expresión particular de nuestra reconocimiento y el símbolo de su poder sobre el Corazón de Jesús". En seguida pusieron en el jardín la estatua de la Madre de Dios con esta inscripción que se leía por primera vez: " Nuestra Señora del Sagrado Corazón, ruega por nosotros" (Bulletin Trimestriel de L`Association Abril-mayo Junio- Transverse de la Servianne, Marseille)
El fundador de esta Congregación naciente, es el Padre Julio Chevalier, nacido en Touraine, quien tuvo la inspiración divina de este nuevo título de María.
Sobre su título: Nuestra Señora del Sagrado Corazón
En este nuevo título, María aparece como la mejor conocedora de Jesús, como el camino para llegar a Él, y como la Señora, que consigue por amor, hacerse dueña del Corazón de Dios, porque Él lo quiso así.
Además, este título de María corresponde a la advocación mariana más teológica de todas, ya que recoge en sí misma lo más esencial de la relación que existe entre Dios y María y su misión. Dios ha querido revestir la humanidad de su Hijo unigénito en la tierra, de la sangre y de la carne de María; así como divinizar a su Madre, por la unión más grande que se puede tener, esto es, por su maternidad divina. María es en consecuencia, la mejor conocedora de Jesús, el camino incomparable para llegar a Él.
Significado de la imagen
Fundamentos de la devoción a Nuestra Señora del Sagrado Corazón
El fundamento de la devoción a nuestra Señora del Sagrado Corazón, Madre y Maestra, no puede ser más actual. El Concilio Vaticano II nos recuerda que la verdadera devoción a María debe basarse en la relación que existe entre Jesús y Ella. Y el Papa Pablo vi, al proclamar a María “Madre de la Iglesia”, dijo: “sobre todo deseamos que claramente se manifieste cómo, María humilde sierva del Señor, está completamente relacionada con Dios y (unida) a Cristo, único Mediador y Redentor… la devoción a María, lejos de ser un fin en sí misma, es medio esencialmente ordenado a orientar las almas a Cristo y, así, unirlas al Padre en el amor del Espíritu Santo”
María no es, ni puede ser, para el cristiano un” absoluto” Sólo Dios lo es. Cristo es el único Mediador entre Dios y nosotros. Sin embargo, María tiene un lugar del todo particular y singular en la Iglesia, en cuanto es “relativa” a Dios y a Cristo. Y, como el misterio del Corazón traspasado en la cruz es la última y máxima manifestación del amor del Padre que ha dado a su Hijo para nuestra salvación, podemos decir, consiguientemente, que María es el medio particularísimo deseado por Dios para hacernos conocer en “toda la amplitud, anchura, altura y profundidad” (Ef. 3.18) el misterio del amor de Jesús, del amor de Dios hacia nosotros. Nadie ama y conoce al Corazón de Jesús más y mejor que su Madre. Por eso, nadie mejor que ella puede llevarnos a esa fuente de gracia.
Fundamentos de la devoción a Nuestra Señora del Sagrado Corazón
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Bíblicamente, la palabra “corazón”, significa el centro de la persona, la fuente de donde manan los pensamientos , los sentimientos, las actitudes, las atenciones y motivaciones, la voluntad, el querer, y el amar, las acciones y omisiones de la persona. En el lenguaje de la Sagrada Escritura, corazón, significa la esencia, lo característico y fundamental de la persona. Jesús al mostrarnos su corazón, nos revela su fuente de vida, nos recuerda el amor sin límites de Dios, su donación total. Al mostrarnos a su Madre, nos la presenta como la mujer con una experiencia de comunicación profunda con Dios. Es en ella donde ha hallado una perfecta sintonía con su Corazón. María al tomar en su mano el Corazón de su Hijo, nos recuerda la profunda e íntima unión y relación que tuvo con su Persona. Nos indica cómo su Hijo se había sometido a su misión de Madre (Lc.2, 51-52) y el poder de su intercesión maternal ante Él a favor de todos nosotros (Jn.2, 21 ss.)
Contenido de esta devoción
Están claramente especificados en la oración del “Acordaos” y en la versión más moderna del “Acuérdate”, las dos oraciones “oficiales” de todo devoto de Nuestra Señora del Sagrado Corazón.
El primer acto al que se nos invita a honrar a María con este título es el de la adoración y glorificación de Dios, que ha elegido a María para que en su seno se modelara el Corazón adorable de Jesús. En su seno se tejió (salmo 138, 13) el cuerpo de Jesús. En su seno comenzó a latir el Corazón de Cristo, destinado a ser el corazón del mundo. Un Corazón de carne, destinado a encerrar en él todo el amor de Dios para con los hombres y toda la respuesta del amor que Dios espera. Cuando nos unimos a todas las generaciones que la han proclamado y proclaman bienaventurada, estamos invitados a contemplar en silencio y a conservar en nuestro corazón las maravillas realizadas por Dios. Es nuestro Magníficat. (Revista Madre y Maestra, N 398, Mayo 2000, MSC)
Nuestra Señora del Sagrado Corazón y la Guardia de Honor
La Santísima Virgen, bajo la advocación de Nuestra Señora del Sagrado Corazón es la primera protectora de la Guardia de Honor, especialmente por medio del ideal de amor y de reparación al Sagrado Corazón de Jesús. Así pues, desde la fundación de la Guardia de Honor, Hna. María del Sagrado Corazón Bernaud, inscribió a Nuestra Señora del Sagrado Corazón a la cabeza de los Protectores, pues este título convenía admirablemente al espíritu de la nueva Obra, indicándonos los llamados íntimos de María con el Corazón de su divino Hijo, dándonos a María como modelo cumplido del verdadero guardia de honor.