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Los mismos Asociados escogen su Hora de Guardia diaria; no deben cambiarla sino por razones legítimas.
No es necesario pasar esta hora en oración, ni en la iglesia, bien que se aconseja hacerlo si es posible. Diciendo un día Nuestro Señor a Santa Margarita María que quería "todo por amor, nada por fuerza", parecía precisar ya la manera de hacer la Hora de Guardia. Todo se deja a la iniciativa personal.
Cuando da esta Hora, los Asociados, sin cambiar nada de sus ocupaciones ordinarias y sin dejar de cumplirlas lo mejor posible, van en espíritu al puesto de amor: El Sagrario. Allí ofrecen a Jesús sus pensamiento, palabras, acciones, alegrías y penas…, más, sobre todo, el deseo de consolar al Corazón Divino con su amor.
Durante la hora que pasan unidos cuanto es posible a Nuestro Señor, orando, trabajando, sufriendo bajo su divina mirada, los Asociados hacen un acto de amor ofreciendo la pena y mortificación que haya en su trabajo, reiterando de vez en cuando la Preciosísima ofrenda. Pero nada es obligatorio, cada uno sigue el impulso de su piedad y el atractivo de su alma para santificar esa Hora bendita. La Hora de Guardia no causa, pues, a nadie, ningún trastorno en sus ocupaciones o en el cumplimiento del deber incluso en sus esparcimientos. Corresponde de hecho a la obligación de todo cristiano de santificar las acciones más indiferentes, haciéndolas por agradar a Dios y cumplir su santísima voluntad. Puede practicarse en todo tiempo y lugar, y por eso mismo es accesible a todos.
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De esta manera la Hora de Guardia ha penetrado con facilidad maravillosa en las diversas clases de la sociedad, el hogar doméstico, la fábrica, el taller, la escuela, los hospicios, etc. En todas partes se olvida y se desconoce a Jesús, se procura incluso desterrarle.
La Guardia de Honor le hace presente en todas partes.
El Asociado debe tener en mucho su Hora de Guardia, esperar con alegría el momento de consolar a Jesús. El buen Maestro sabe cuáles son aquéllos de sus queridos Guardias de Honor que a cada hora deben llegar sus pies. Su Corazón los espera… ¡Quién dirá las gracias que entonces les concede!...
El tabernáculo
Fundada en el Calvario la Guardia de Honor, en otro nuevo Calvario reúne a sus miembros. ¿No es la Eucaristía el Memorial de la Pasión? ¿Jesucristo no es en la Eucaristía crucificado, herido y abandonado a toda hora?
Allí, pues, la pie de ese trono de Amor, de donde han desertado tantos ingratos, alrededor del Rey solitario y desamparado de los corazones, los fervorosos centinelas van por turno a cumplir la tierna práctica de la Hora de Guardia.
¡Espectáculo digno de los Cielos! Mientras por una parte los Ángeles del Santuario se postran adoran… los guardias de Honor se anonadan y confunden en un acto de reparación y amor, y el Corazón herido de Jesús queda dulcemente consolado.
Intenciones para las 12 horas
12 a 1 La Santa Iglesia. El Papa, los Cardenales, los Obispos, las Órdenes religiosas, todos los
Ministros del Santuario, los Seminaristas, los Noviciados. Las causas difíciles y desesperadas.
1 a 2 Las Naciones y los que las gobiernan. Las diversas administraciones civiles. La paz
y concordia.
2 a 3 Todas las grandes Instituciones políticas, civiles y sociales. La Magistratura, el Ejército,
etc. El carácter religioso de las leyes y de las costumbres. El respeto al santo día del Domingo.
3 a 4 La familia. Los padres y madres y sus hijos, los amos y los criados: sus deberes recíprocos.
El matrimonio cristiano y sus santas leyes. Los negocios temporales encomendados.
4 a 5 La Enseñanza y la educación de la juventud, los maestros que se dedican a ella.
Las casas de educación, la elección de carreras y de vocaciones.
5 a 6 El trabajo aceptado y practicado cristianamente. Los trabajadores de toda clase:
las empresas temporales. Los viajeros de cielo, mar y tierra.
6 a 7 Las personas afligidas. Los pobres, los enfermos, los encarcelados. Los que están expuestos
a la tentación y a la prueba.
Intenciones para las 12 horas
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7 a 8 La propagación de la fe y conversión de los idólatras. Las obras de las Misiones y
las personas que se consagran a ellas. Todas las obras de celo.
8 a 9 La conversión de los pecadores y de todos aquellos que están lejos de la verdadera fe.
Reparación de las blasfemias y de los sacrilegios. Hora de Guardia por excelencia.
9 a 10 Los agonizantes (80.000 cada día). La perseverancia final y para los enfermos la dicha
de morir cristianamente.
10 a 11 Las almas del Purgatorio. Los Socios difuntos, en particular.
11 a 12 ¡El reinado del Corazón de Jesús! Las obras eucarísticas y todas las que tiene por objeto
procurar la gloria del Sagrado Corazón. La prosperidad y extensión de la Guardia de Honor.
Acciones de gracias por los beneficios recibidos.
Nada impide que en cada hora se lleve, además otras intenciones por las que se quiere orar.